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Impresión 3D aplicada a la agricultura
La impresión 3D, según Autodesk, se define como el «proceso por el cual se crean objetos físicos colocando un material por capas en base a un modelo digital». Este término, en ocasiones, se confunde o se usa indistintamente con “fabricación aditiva”, aunque esta última denominación es mucho más amplia e incluye otras técnicas de fabricación basadas en la adición de material (fusión de lecho de polvo, estereolitografía, etc.).
Los productos creados en impresoras 3D se basan en el proceso de modelado por deposición fundida, en el que un cabezal funde un filamento de plástico y crea un objeto 3D capa a capa.
Aunque los sectores en los que más rápido se está extendiendo su uso son la industria o la medicina, la impresión 3D también puede resultar de utilidad en el sector agrícola. Muchas granjas y explotaciones agrícolas se encuentran alejadas de los núcleos urbanos, así que este tipo de tecnología se emplea en ocasiones para la fabricación de piezas de repuesto para maquinaria o el desarrollo de prototipos de pequeño tamaño a un bajo coste. De hecho, en países como Myanmar, las impresoras 3D se están empleando para crear piezas para sistemas de regadío o bombas de agua.